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Tratamiento de micropigmentación oncológica

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Micropigmentación oncológica – Narración por la paciente Esther Feliu (45 años), de profesión maestra de escuela.

El cáncer, la primera causa de la mortalidad, pero… ¡esto no me pasará a mí!

Todo empezó en el verano de 2017. Acababa de cumplir mis 40 y tenía que hacerme una mamografía por primera vez y así lo hice. Resultado: todo perfecto, y revisión en un año.

Soy una persona que tenía por costumbre hacer mi autoexploración mamaria todas las noches.

Y de repente, en septiembre de ese mismo año empecé a notar un bulto en mi pecho derecho y sentía que estaba creciendo. Pero como hacía poco tiempo que me había hecho la mamografía y todo salió bien, no le di importancia, pensando que podría ser un ganglio o un quiste. En Navidad, empecé a comentarlo a algunos miembros de mi familia y a compañeras de trabajo. Empezaba a preocuparme.

Hacia mediados de febrero del siguiente año, empecé a sentir pinchazos en el pecho. El bulto había crecido bastante (3,3 cm).

Un día, desnuda, levanté el brazo y tenía a mi hijo delante y mirándome me preguntó: “mamá, ¿Qué es ese bulto que sale junto a tu pecho?

Corrí frente al espejo y de hecho cuando levanté el brazo salió un bulto en el lado derecho de mi pecho. Inmediatamente llamé a mi ginecólogo. En ese instante fue cuándo empezó la angustia, pero decidí mantenerme positiva en todo momento.

El cáncer es el mal de nuestro siglo, la primera causa de la mortalidad, ¡pero esto no me pasará a mí!

El 9 de marzo de 2018, alrededor de las 13h estaba esquiando con un grupo de alumnos de 5 años. Sonaba al teléfono insistentemente, detengo al grupo de estudiantes y respondo.

Era mi ginecólogo. “Esther ya tenemos los resultados de la ecografía y la biopsia, tengo malas noticias, tienes un tumor maligno”.

Medio paralizada pregunté “¿me está diciendo que tengo cáncer?” “Sí, ya he concertado una hora con un especialista en Barcelona lo antes posible”. Mi respuesta fue: “Ya le llamaré más tarde”. Los niños me miraron asustados, me preguntaron qué me pasaba, no podía parar de llorar pero saqué fuerzas de no sé dónde para llamar a una compañera que vino rápidamente a buscar a los niños, le expliqué lo que estaba pasando, que necesitaba estar sola para pensar y decidir lo que iba a hacer. Desde allí mismo llamé a mi familia. Mi elección fue ir a ver a mi médico de referencia, justo al salir de la escuela, para que me explicara tranquilamente lo que me acababan de comunicar.

A partir de ahí, entré en una rueda de médicos, pruebas, biopsias y me di cuenta de que todo lo que tenía que hacer era aceptarlo y mentalizarme del proceso que me esperaba. “Me lo han encontrado a tiempo y no se saldrá con la suya.”

Obviamente, las primeras cosas que como mujer me vienen en mente son, el hecho de la pérdida del pelo y… ¿qué sucederá con mis pechos? La respuesta es: ¡todo a su tiempo!

Mujeres del mundo, por favor realizaros los controles anuales con vuestro médico especialista, y ante todo, las autoexploraciones.

Primera visita al oncólogo, por mucho que ya supiera que era cáncer y lo que esto implica, no deja de ser que cuando oyes la palabra quimioterapia se te vuelven a llenar los ojos de lágrimas incontrolables.

Me lo explicó todo con precisión y resolví muchas dudas que tenía. Me tranquilizó, ya que me explicó cuándo empezaría la caída del pelo y cuáles eran las posibilidades de intervención quirúrgica según la evolución del tumor con la quimioterapia.

Comencé la quimio, una vez a la semana, a medida que iban pasando las semanas, cada vez estaba más cansada, se me secaba la piel, cada vez me encontraba más débil. Tenía que tener cuidado de no tener contacto con gente enferma porque las defensas están bajas y esto significa un alto riesgo de contagio.

El pelo se me empezó a caer de forma muy sorprendente a partir de la sexta sesión. Fue uno de los momentos más difíciles por los que pasas durante la enfermedad.

A partir de ahí, empecé a notar que todo eso estaba afectando mi feminidad y mi autoestima.

Inmediatamente me dirigí a Barcelona para recoger la peluca que había encargado y solicitado a mi gusto, respetando mi color de pelo y mi estilo de peinado habitual. Es el momento en que, la imagen de ti mismo empieza a deteriorarse. Pero no quería ceder, así que decidí contactar con la fotógrafa Celine Pech y le pedí hacerme un book repleto de fotografías, a través de las cuáles pude observar que, incluso sin pelo, continuaba siendo hermosa y femenina. Irradiaba luz. En octubre, me operaron, tuvieron que quitarme finalmente los dos pechos y los ovarios, otro golpe muy duro. Aunque gracias al apoyo de mi madre y la profesionalidad de la Dra.Nélida Grande, quién me explicó el proceso y me introdujo los expansores para poder reconstruir las mamas 8 meses más tarde, todo fue más llevadero.

En junio de 2019, la Dra.Nélida Grande me cambiaba los expansores por prótesis mamarias, toda una obra de arte.

¡Tengo un escote precioso que puedes lucir como el que más! Y en la fase final realicé un tratamiento de micropigmentación del complejo areola-pezón. Busqué y me asesoré para encontrar una buena profesional en micropigmentación en Barcelona, y lo realicé con Olga Grande, especialista en Micropigmentación Oncológica, alguien en quien confío desde que empecé a ver fotografías de los resultados de su trabajo.

Tanto Olga como la Dra.Nélida Grande son grandes artistas pero, ante todo, bellísimas personas.